¡¡Que siempre gane el corazón!!
lunes, 27 de febrero de 2012
Tierra reseca
Me rindo a
tus pies, sedienta de tu agua, de tu sombra y de luz.
Camino
tras tus pasos, pero no vuelves tus ojos hacia mí.
Soy polvo
reseco que en el viento se desintegra si no me sostiene tu raíz.
Me desvanezco
en el abismo de tu andar si no puedo llegar a ti.
María
Eugenia Rojas
domingo, 26 de febrero de 2012
Martes 16 de Noviembre de 1880
Querida,
Tengo prisa pero aún así te escribo.
En unas horas parto para el teatro con Ricardo y todavía no me he peinado ni
arreglado.
¿Qué ha sucedido con Leonardo?
¿Todavía lo sigues viendo? Espero que no te vuelva a traer problemas como la
última vez que nos vimos. Me parece un hombre burdo y de muy mal gusto… además
no suele ser muy educado conmigo ni con mi esposo. Quisiera que me escribieras sobre
lo que ha sucedido con él ¿o acaso está alojado nuevamente en tu casa? ¡Moriré de celos de ser así!
Calma, calma...
Todavía no sé qué haré con mi esposo… Él me ha dado muchas cosas y lo
respeto por eso. Sin embargo, no puedo perdonar lo que le ha hecho a mi
criada... ¡cómo creerlo! ¡Ni yo lo puedo tolerar! Después de todo lo que yo
había hecho por ella, después de todo lo que habíamos pasado juntas y reído,
llorado… amado.
Yo la quería y no sabes cuánto y creo que él supo vislumbrar nuestro
aprecio. Tanto que terminó echándola a la calle. Tanto que le hizo creer que
yo lo había deseado así. Tanto que terminó destruyendo mi corazón…
Y aceptando que todo estaba perdido, que mi corazón no volvería a latir
ni volvería a vivir… entraste tú, con tu alma de galante caballero, tu
perspicacia y humor.
No sé qué haré, no lo he pensado aún…
Debo irme pero pronto estaré en contacto,
No me olvides,
Sangre para tu despertar, deseo que respira, arde como papel…
Tíñeme con
tu sangre porque soy blanco clavel.
Duerme bajo mi sueño porque eres mi despertar.
Arde en mi
deseo porque es talla de tu cincel.
Respira de mi
aire porque viviendo estoy del tuyo.
Escríbeme
en la piel porque en tus manos soy papel.
María
Eugenia Rojas
sábado, 25 de febrero de 2012
Viernes 12 de Noviembre de 1880
Querida G.,
¡Que bella carta me has escrito! Me
ha llenado el corazón y la cabeza de imágenes preciosas.
Ahora estoy sentada junto a Bugsy en la
cafetería en donde nos conocimos, ¿te acuerdas? Bugsy dice que este café apesta
a alcohol y a perfumería barata pero para mí no es lo mismo. Aquí te conocí. Tu
fragancia está en el ambiente… está aquí,
justo en donde ahora estoy sentada. Y advierto que mis ojos no lo ven de
la misma manera que lo veían antes, cuando llegaba junto a Bugsy y los demás
después de haber escapado de la policía y de algún otro sinvergüenza. Ahora me
parece un lugar lleno de vida, de alegría, de amor.
Y no creas que no sepa sentir lo que tú me has
escrito. Eso está arraigado en mi ser, en mi corazón. Desde que te conocí, no
puedo dejar de pensar en ti y en lo que vivimos. Mi vida está llena gracias a
ti.
Quisiera contarte sobre el asunto de
Leonardo pero debo irme.
Mis mas cálidos abrazos,
Siempre,
X.
viernes, 24 de febrero de 2012
En amor...
Dame tus
besos de fuego,
Inúndame
de tu ternura copiosa,
Sumérgeme
en tus brazos de cielo,
Méceme con
tus caricias de seda,
Ámame con
tu cuerpo de miel.
María
Eugenia Rojas
martes, 21 de febrero de 2012
Viernes 5 de Noviembre de 1880
Querida
mía,
He leído cada letra,
cada trazo y curva de tus cartas y quiero llenarme de ellas, mancillarme en la
tinta derramada de tu puño y letra. Y no sé cómo escribirte después de lo que
ha sucedido a lo largo de estos días. No sé cómo expresar lo que siente mi
corazón, lo que se desborda de mi pecho cuando mancho este papel.
¡Cuánto quisiera que entiendas, que te
mezclaras con mis sentimientos y llegues a lo profundo de mi cuerpo, conociendo
esta fantasía que siento por ti! ¡Oh, si supieras! A veces no sé si confundirlo
con dolor, con preocupación, agitación o alegría; porque mi pecho duele, se
retuerce y late fuerte, como caballos galopando, como un trueno cayendo del
Olimpo atemorizando a los habitantes y alejando a las fieras.
Es que nunca podré enamorarme de
otra persona que no seas tú. Has cautivado mi corazón y lo has envuelto en
papel de regalo, como un exquisito obsequio que llevas en tu bolsillo. Y me
pregunto, ¿qué me has hecho? ¿Qué conjuro has lanzado sobre mi alma que me
tiene apresada a tu tentación, a tu beldad?
Porque a pesar de todo lo que hemos vivido
siento que te conozco de toda la vida, de todos los tiempos, de todas las
edades y así mismo no sé de dónde provienes ni por qué recurres a mí… justo a mí.
Habiendo tantas personas en el mundo justo fuiste a parar ante mí, como un
meteorito caído del cielo lleno de calor y pasión. Porque cuando te vi por
primera vez, supe que te conocía de toda la vida. Y al abrazarte advertí que te
había encontrado, después de tantos años, te volví a encontrar. Mi corazón
vibró y algo revivió, algo dormido volvió a latir y a resurgir de las cenizas
del pasado; un tesoro escondido, un recuerdo guardado… algo se sacudió en mi
alma que quise besarte. Y no sé cómo decirlo porque sólo lo sé sentir. No sé
cómo escribirlo porque sólo sé conservarlo en mi pecho. Ni tampoco sé nombrarlo
porque no alcanza con la palabra amor. Es algo sin nombre, que sólo se siente,
aquí, en el pecho, como una rosa que se clava y se aprisiona de por vida.
Me pregunto si pensarás lo mismo… si sentirás
lo mismo…
¿Acaso miras por la ventana y sientes que a
pesar de estar rodeada de oro te falta algo… algo aún más preciado y sublime?
¿Qué es aquello que se derrama de tu pecho y cae invisible ante el mundo pero
firme ante tu corazón? Dime qué es porque no puedo nombrarlo. Es como manotear
al aire y no hallar las palabras para decirlo, abstraerlo.
Parece invisible ¿no es así? Pero existe,
querida, existe y está más vivo que nunca. Y es algo más que el amor, porque el
amor es un grado inferior o así es como lo veo. Esto es mas puro, es algo intocable,
superior.
Te extraño tanto que quisiera que los días
pasaran rápido para volver a verte. Suplico porque estés bien y vigorosa de
salud,
Te quiere como siempre lo hará,
G.
P.D.:
esperaré ansiosa tu respuesta.
lunes, 20 de febrero de 2012
Primer beso
Primer
beso…
No es el
que envolvió tu boca,
No es el
que rozó tus labios,
Tampoco el
que selló tu mejilla,
Ni el que
acarició tu frente,
Ni el que
entibió tu mano…
Primer
beso…
Es el que
te robé con la mirada.
Ése que
solté con la risa,
Ése que se
filtró en el aire,
Ése que te
envolvió completa,
Ése del
que respiraste…
María
Eugenia Rojas
domingo, 19 de febrero de 2012
Vive
¿Qué clase
de persona eres si no lo intentas?
¿Qué
puedes obtener si no te arriesgas?
Esta vida
no está para dejarla ir frente a tus ojos.
Esta vida no
es para temerla, es para vivirla.
Quien no
arriesga, no vive, sólo deja que el tiempo pase…
Si no ves
el camino, búscalo.
Si no lo
encuentras, trázalo tú mismo.
María
Eugenia Rojas
sábado, 18 de febrero de 2012
Contigo...
No puedes
dejar ir
si quieres
todavía…
Lo haces
pese a todo
si amas de verdad…
Pero VIDA
se escribe FELIZ
si se
pronuncia CONTIGO…
María
Eugenia Rojas
viernes, 17 de febrero de 2012
Más...
Y aquí
estoy nuevamente, aunque hoy no pensaba escribir. He asomado por estas líneas, sólo
porque alguien me dijo “quiero más”…
Y yo
también quiero más, siempre voy por más…
Como por
un túnel voy… y no he llegado al final… ¿Habrá un final? Siempre hay un fin,
¿no? ¿Cuál será?
¿Por qué no
me conformo con menos? ¿Por qué me arremolina un deseo posesivo? ¿Qué más
quiero de ti si yo ya no tengo más para darte?
Parezco
generosa, parezco buena, tal vez lo sea, pero aún así, no puedo ser capaz de la
mayor de las entregas… No puedo pedir a Dios que ponga besos cuando yo te
duela; ni cuando yo no te duela, tampoco… Estoy lejos de esas bondades… bondades
que tú, dulzura mía, repartes tan fácil como regalas la sonrisa…
¿Está mal
pedir más?
Tú también
ya me tienes. Y tienes mis besos… Incluso puedo compartirte, pero no me pidas
que no busque más los tuyos, que no los espere, que viva sin ellos…
Estaré
pase lo que pase porque mi amor es para siempre. Me gustaría que mi sentir sea
compartido… Y que seas vos, y que sea yo… No pido más, nada más ni nada menos
que eso… O sea, lo pido todo (y más también).
María
Eugenia Rojas
jueves, 16 de febrero de 2012
Despierta, mariposa
Despierta,
mariposa que ya ha nacido un nuevo día. ¿Por qué sigues dormida? ¿Dónde estás?
No te escondas, quiero sentirte… ¿Estás ahí?
¿A dónde
te has ido, traviesa? O tal vez, aún crees que sigo dormida… Pues no, ya he
despertado…
Y te
llamé, y te llamé… pero nada… Era la primera vez que te llamaba, porque siempre
te sentía antes de pensarte… Estabas ahí, haciendo sonar tu presencia,
revoloteando impaciente antes de que pudiera recordarte. Parecía que habías
anidado dentro de mí, que habías encontrado hogar y que ya nunca te querrías ir…
A veces
parecías una, otras veces multitud… Tremendo bullicio armaba el batir de tus
alas cuando cartas de ella venían, pero mayor era tu revuelo cuando la melodía
de su voz te acariciaba… Y si del vibrar de sus pasos se trataba, pues tanto te
agitabas que yo sentía que en vuelo confuso ibas a terminar por escapar sin quererlo de mi
boca volando... Y cuando ella me tenía en su abrazo, el aplauso de tus alas se hacía
tan intenso que un calor emanaba de mi interior, un incendiar que me hacía
temer que se chamuscaran tus frágiles alas que se me antojaban de papel…
Muchas
cosas se me ocurrieron, todo menos que pudieras desaparecer sin
avisar, sin saludar…
Ella te
puso aquí, con el aliento de un beso te dio vida, pero antes de besarme ya te
había dejado dentro de mi estómago...
Despierta,
mariposa, ¿dónde te has metido? Dime por qué ya no te siento… Yo no te he
quitado… yo te quería, acurrucada o alborotada, yo te quería…
Y un
teléfono interrumpió mis preguntas… Y tras el sonar, tu dueña y la mía... Labios salados y una voz de terciopelo que sólo dijo
adiós… Y entonces entendí por qué estabas dormida.
Despierta, mariposa... despierta, por favor... devuelve la primavera a mis entrañas que no hay pecho más florido, ni vientre más deseoso, ni lugar más cálido donde te esperen más que aquí.
María
Eugenia Rojas
miércoles, 15 de febrero de 2012
Flores
Flores
traen tus manos cuando llegan abiertas. Flores derraman tus ojos con el brillo esperanzado
de ése, tu verde mirar. Flores habitan en tus rincones. Flores dejas a tu paso.
Flores crecen en tu andar.
Pétalos de
algodón te cubren la silueta. Piel de durazno te envuelve y te acaricia. Pimpollo
de terciopelo en tu corazón.
Sencilla
margarita en tu mirar. Soberbia orquídea en tu andar. Exótica flor de la pasión
en tu deseo.
Flor es tu
boca, delicada rosa blanca de sangre teñida.
Esencia de
flor palpita en tu néctar de miel.
De flor es
tu frescura, tu sabor, tu color. De flor traes espinas que no hieren la carne,
púas candentes que sólo laceran los sentidos, astillas dulces que lleva mi
corazón.
De flor en
primavera viste todo tu ser, mi amor.
Humedad de
rocío. Frescura de amanecer.
Belleza que
atrapa, perfume de amor, aroma de mujer.
María
Eugenia Rojas
Flor de la pasión |
martes, 14 de febrero de 2012
En tu espera y en la mía...
Y hoy…
estoy aquí como en un exabrupto, entreabriendo una puertita, en un paréntesis para fluir… sintiendo como si hiciera un siglo que no hay
música en mis oídos, que no hay caricias para mi alma, que deshojada tras un camino de pétalos tu fragancia se
esfumó, que llevo las manos vacías, que las mariposas se me fueron a dormir…
Y te pienso…
pese a que no quiero, te pienso… y me sorprendo como una idiota, mirándote en
los recuerdos, contemplándote en sueños, y suspirando al ritmo de un “¡qué
linda! ¡qué linda!” que mis labios dejan escapar mientras la imaginación me
dibuja tu rostro, tu cuerpo y tu risa.
Y así ando…
con más sueños que nunca, cargando bolsitas repletas que desbordan mimos y besos sin dueño,
con el deseo durmiendo en la punta de los dedos, esperando el roce de tu piel
para despertar…
María
Eugenia Rojas
jueves, 9 de febrero de 2012
Ausencia
Aún no te
has ido y ya me duele tu ausencia.
Traes la
felicidad como la marea que lame la arena y luego se va…
Si no
fuera porque estás escrita, creería que eres sólo un sueño.
María
Eugenia Rojas
miércoles, 8 de febrero de 2012
Tic-Tac
Cada
minuto que pasa es un precioso regalo que se va, que como llega se escurre y ya
no vuelve más…
El
tiempo que nos ha sido otorgado… ¿lo sabemos valorar?
Miro
a mi alrededor… me miro a mí misma… y siento que no… Siento que vivimos como si
fuéramos a ser eternos…
El
tiempo nos ata y a la vez nos libera… limitación que nos permite ser, dulce contradicción…
El
tiempo nos devora… es ese mismo tiempo que trae alas para que le pongamos
sentido…
Presos
del tiempo y de nosotros mismos, eternidad anhelada, deseos que laten al ritmo
de un tic-tac…
Cuarta
dimensión que guía cada uno de nuestros pasos, que muy tempranamente aprendemos
a reconocer y a medir… Sin embargo, ¿quién comprende realmente el significado
de ese ente tan abstracto que, pese a ello, se vuelve tan concreto cuando nos
enfrenta a nuestro propio fin?
María Eugenia Rojas
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