Y llegaste un día…
Suave y fresca, vestida como flor en primavera… Y sin embargo, te miré sin ver, y no te vi…
Cálida y sencilla, como tarde de sol… Y sin embargo, no sentí tu perfume ni tu calor…
Aterciopelada voz, melodía del corazón… Y sin embargo, no escuché ninguna canción…
Envuelta en un suspiro de pasión, con manojillos de sueños latiendo en la respiración… Y sin embargo, no te sentí, no me llegó tu vibración…
Pero un día, un día no se qué pasó… Cupido andaba aburrido y una de sus picardías se mandó…
Tal vez no fue Cupido, tal vez no fue una rareza… tal vez no se puede ser insensible mucho tiempo frente a tanta belleza…
Y tu calor llegó, me inundó, me invadió… la tibieza que irradia tu sonrisa, en mi alma se derramó…
Y se hizo la magia, magia que fue canción, canción que empezó a sonar al ritmo de mi corazón…
Tus palabras son caricias, y viajaron dentro de mí, recorrieron las fibras más profundas y se apoderaron de mi sentir…
Y quisiste guardar tu luz, pero la custodia burló… imposible tapar, con un sólo dedo, lo que es todo un sol… Y la luz llegó, llegó hasta el más oscuro de mis rincones, y en todos mis espacios se instaló…
Y avancé hacia la luz, y caminé hacia el sol; no me importó quemarme, ni perder las alas, ni darle la bienvenida al dolor…
Y entraste en mí, te colaste en cada uno de mis pensamientos, impregnaste todo con tu color… y ya nunca más pude dejar de ver, de oír, de sentir…
Encontré mi universo extraviado, colgado en tu mirada… encontré la verdad y la vida latiendo en las puertas de tu alma soleada…
Ternura infinita, dulzura y ensoñación… encendiste la llama de mi dormido corazón…
Y despertaron todos mis sentidos, liberaron mariposas, soltaron pájaros, derramaron vida, dibujaron sueños, brotaron jardines reverdecidos, pintaron amplias sonrisas de interminables suspiros…
Encendiste mi llama y mi emoción… estremeciste, aceleraste mi corazón… y un día me encontré trayendo el aire cargado de ansiedad, deseo y desesperación…
Ansias de fuego, ansias que contagian, ansias que traspasan puertas, que no saben de muros; ansias que no pueden frenarse, ansias que perfuman el aire, ansias que no entienden razones, que no saben de olvido…
Y un día descubrí que tu deseo y el mío sonaban en el mismo latido…
Y el paraíso se abrió paso en la tierra; y el hechizo, en todo su esplendor, me arrastró, me empujó, me quemó… Y se me llenaron de sensaciones indescriptibles el alma, la piel y todo a mi alrededor…
Mujer de sueños, mujer de verdad, mujer hecha de maravillas para atesorar… Mujer sensible, mujer de fuego, mujer que guardas la gloria entre tus caderas…
Y te fuiste un día…
Te fuiste, sí… pero estás, estás aquí… habitas en mis entrañas, circulas en mis venas… protagonizas todos mis sueños…
Milagro hecho mujer… misterio para descifrar… tan lejos y tan cerca… tan eterna, y tan fugaz…
Apareces y luego… luego te escurres como agua entre los dedos, luego te evaporas como alcohol sobre el fuego que dejas en mi piel y en mi corazón…
Te vas, pero no te suelto… te alejas, pero no me voy… te pierdes, pero te encuentro… te hundes, y caigo con vos…
Pero dónde nace un placer, brota una culpa; dónde hay una certeza, florece una duda; dónde vuela un suspiro, se escucha un lamento; dónde amanece un amor, anochece una amiga…
Y pongo una tormenta de besos en el aire que te envuelve, y traigo kilómetros de lluvia por si tienes sed…
Y guardo abrazos que abrigan, por si tienes frío; y desbordo ternura que embriaga, por si te falta amor…
Y traigo pétalos en los dedos, por si necesitas caricias; y vengo quemando el aire, por si necesitas pasión…
Y junto momentos para regalarte, por si te sientes sola; y arrastro toneladas de fuerza, por si te sientes flaquear…
Y tengo ausencias, por si quieres soledad; y junto sueños, por si quieres volar…
Y pongo el alma entre tus manos, y compro todos los números en la rifa de tu emoción…
Y sólo quiero…
Sólo quiero desembalar tu corazón…
0 comentarios:
Publicar un comentario