Tu risa se
cuela en mi memoria,
No pide
permiso para pasar.
Tu voz de
terciopelo se asoma
Y sucumbo
en la lágrima
Que arrastra
su tintinear.
Recuerdo
de azúcar, de miel,
de marea
que acuna,
Que me lleva
en sus brazos
Ardiendo heridas
con su espuma de sal.
María
Eugenia Rojas
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