Si yo
estoy enceguecida,
Si los
ojos ya me duelen de tanta luz,
¿dónde has
visto tú la oscuridad?
¿Ocaso es
el miedo que venda tus ojos,
que ata tus manos, que calla tu boca?
No me
hables ni de Dios ni de los hombres,
En este
paisaje vestido de blanco y negro
no hay más que dos latidos,
Y no son
ni de lo uno ni de lo otro…
María
Eugenia Rojas
0 comentarios:
Publicar un comentario