Que me
dejas como flotando en una nube de pétalos de rosa,
con el cuerpo y alma inundados con tu
perfume,
tu fragancia deliciosa de primavera,
primavera que es pasión,
que es flor,
que es ardor…
Eso poco
decir, es muy poco decir…
Ni todas
las palabras simples,
ni las más complejas;
ni toda la poesía,
ni toda la vulgaridad…
Nada alcanza
para que yo pueda decir cómo estoy después de bajar a tierra tras
el huracán
de tus besos,
de tu piel de caramelo,
de tus manos de terciopelo,
de tu cuerpo todo,
cuerpo
de mujer ardiente que sabe amar,
porque es capaz de sentir en sus venas el
mismo fuego,
la misma ola de ternura,
el mismo latigazo de pasión…
María
Eugenia Rojas
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