Para Andrea
Profesora dando clase. Curso numeroso de adultos que, en ese contexto, pareciera que no son más que
números y, en el mejor de los casos, apellidos fríos y vacíos enlistados en un
registro…
Alumna de perfil más que bajo que, como todos los demás, intenta
asimilar los contenidos supuestamente relevantes que se le están transmitiendo…
Profesora que copia fórmulas más grises y frías en el pizarrón…
Alumna sigilosa que aprovecha la distracción y subrepticiamente deja un
chocolate en el escritorio de la docente…
Profesora que continúa compartiendo sus saberes…
Alumna que prosigue con la tarea de garabatear las hojas blancas de su
cuaderno…
Profesora que termina de dar teorías y fórmulas, se dispone a sentarse
en su escritorio y se encuentra con el obsequio…
-¿A quién se le cayó esto? Miren que si no es de nadie me lo como…
Alumnos que, para variar, continúan ensimismados en sus pequeños grandes
mundos y no contestan las preguntas que formula la docente…
Profesora que levanta la vista del regalo y que, de entre esos 50 casi
desconocidos, elige depositar la mirada agradecida en quien cree como posible
autor del presente…
Alumna que sigue escribiendo distraída, y alza los ojos justo a tiempo
para encontrarse con los de ella…
Miradas que se leen sin letras…
Profesora que confirma que no se ha equivocado…
-Gracias…
Alumna que sonríe infinitamente gratificada en el regocijo de saber que,
aún sin palabras, aún entre la vorágine de personas y de corridas de la vida cotidiana,
aún así, todavía podemos sentirnos… aún así, la empatía todavía puede
permanecer intacta…
Empatía…
Inteligencia
de los dioses… Divina emoción…
Y sin
embargo… a veces siento que es una capacidad en peligro de extinción... Siento
que, hasta cuando pronuncio la palabra, me basta esa misma sensibilidad que
nombro para, justamente, percibir que el que está frente a mí (al menos en ese
momento) de empatía, nada… pues no entiende ni siquiera de qué le estoy
hablando…
¿Cuántos
de nosotros sabemos lo que significa semánticamente? ¿Y cuántos hemos sabido de
ella, al menos (que más que menos sería
más) desde la emoción?
Una
enciclopedia de la más popular de las virtuales (no diremos cuál para no pasar
chivos gratis, pero sí, es ésa en la que estás pensando… todos sabemos de cuál se
trata…) nos brinda la siguiente definición:
“La empatía (del vocablo griego antiguo εμπαθεια,
formado εν, 'en el
interior de', y πάθoς,
'sufrimiento, lo que se sufre'), llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard
Gardner, es la capacidad
cognitiva de percibir
en un contexto común lo que otro individuo puede sentir. También es un
sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta
a otra.”
Empatía
es ante todo percepción… es poder sentir a un otro, aún sin palabras… es poder
comprender el lenguaje de la vibración que produce la emoción de ese alguien en
el aire que ambos compartimos…
No está
de más saber que esta bella capacidad tiene nombre, pero mejor aún es saber que
podemos experimentarla, aún cuando menos lo esperamos… Propongo que la ejercitemos
más a menudo, bidireccionalmente, y que
dejemos que la vida nos sorprenda gratamente notando que no sólo podemos sentir
a nuestros semejantes (y diferentes) sino que también hay otros que pueden sentirnos…
María
Eugenia Rojas
0 comentarios:
Publicar un comentario