Hay
muchas formas de decir adiós...
Una
de ellas, es decirlo sin decirlo…
Decirlo
con palabras mudas…
Decirlo
del modo que más duele…
Decirlo
con hache…
.
. . E l s i l e n c i o . . .
Sí,
ese cruel olvido que no olvida,
que
nunca olvida,
porque
siempre espera…
Espera
comprender…
Espera
que algún día, por fin…
puedan
llegar generosas respuestas,
o
incluso beligerantes réplicas,
porque,
de cualquier modo,
serían
como alivio de lluvia…
agua
que lave, que disuelva, que deje ir...
a
esas anquilosadas preguntas,
a
esas dudas que marchitan,
a
esa tumefacción que enferma,
a
todas esas lágrimas secas,
que
ese hadiós de desalmada indiferencia
amenaza
con dejar eternamente atragantadas…
María
Eugenia Rojas
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