Tejí miles de sueños de algodón y…
pronto desperté envuelta en áspera arpillera…
Bebí litros de endulzada ilusión y…
pronto me encontré vomitando ácidas realidades…
Ofrecí mi corazón iluminado, lo envié en bandeja y…
pronto regresó opaco y pisoteado…
Amarte es tarea ardua…
es trabajo pesado…
no es apto para cualquiera…
Pero alguien debe hacerlo, ¿no?
Y yo tengo verdadera vocación…
María Eugenia Rojas
0 comentarios:
Publicar un comentario