Corola
carmesí que se yergue
entre
susurros tibios de algodón,
desangrándose
a las puertas del cielo,
en otros
labios que los envuelven
y se beben
de a sorbitos su calor.
Deseo
misterioso que derraman
al filo
del roce más sutil.
Ternura
latiendo bajo terciopelos;
humedad, vértigo,
abismo de fuego…
giran sin
pasado ni futuro al abrigo de su piel.
María
Eugenia Rojas
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