A veces se torna huidiza,
Parece mezquina,
Temerosa,
silenciosa.
Se esconde…
O bajo máscara pétrea,
Llega
vacía y no sólo de palabras.
Heridas resecas,
Cicatrices selladas.
Pero otras
veces se entrega,
Parece desangrarse.
Algunas
veces fluye sutil,
gota a
gota, como entre suspiros…
Y otras,
emerge volcánica.
Me
arrastra en un río de tinta
Como lacerada
por el filo del papel,
Y derramando
sus ansias,
Se deja vestir sólo por mi piel,
Y me obsequia, sin preguntas,
Y me obsequia, sin preguntas,
Ni quejas,
ni condiciones,
Con el tintero desbordante de su corazón.
María
Eugenia Rojas
0 comentarios:
Publicar un comentario