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martes, 3 de abril de 2012

2 de abril para pensar...

El país se paraliza (¿o se moviliza?) para rendir homenaje a los veteranos y soldados caídos durante la Guerra de Malvinas, conflicto bélico armado protagonizado por nuestro país y el Reino Unido de Gran Bretaña, en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
La guerra comenzó hace 30 años atrás, un 2 de abril de 1982, día del desembarco argentino en las islas. Y culminó el 14 de junio de ese mismo año, fecha del cese de hostilidades, lo que conllevó a la reconquista de los tres archipiélagos por parte del Reino Unido.
Dichos archipiélagos se encuentran en la plataforma continental argentina, bañados por nuestro mar, formando parte de la provincia argentina de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Y aunque nadie duda que son tierras argentinas, actualmente se encuentran ocupadas por la potencia invasora con la que se inició el conflicto armado.
No obstante, consideramos que se trató de una guerra injusta e infame, donde los principales enemigos no se encontraron entre las filas del bando opuesto sino entre nuestros supuestos hermanos. Una guerra que surge en el contexto de la última Dictadura Militar, durante el más aberrante terrorismo de Estado que ha sufrido nuestro país. Una guerra que fue el corolario que evidenció la impotencia militar, no sólo para gobernar, sino también para cumplir la función para la que fueron instruidos. Una guerra donde no se hicieron ni un raspón los generales y coroneles argentinos que la declararon prometiendo derramar hasta la última gota de sangre por una causa que consideraban justa. Ni siquiera sacaron sus pies del continente aquellos responsables del inicio de esta guerra, en la que los jóvenes conscriptos murieron más por frío y hambre que por el estallido de las bombas o bajo las balas del enemigo. Allí los mandaron, desabrigados, desprovistos de armas y en la peor de las condiciones, a esos muchachitos, casi niños, que se encontraban cumpliendo por aquellas épocas el ya abolido servicio militar obligatorio.
Si bien, cualquier guerra significa una pérdida tanto para vencedores como para vencidos, la derrota en Malvinas nos dejó un triunfo: precipitó la caída de las Juntas militares que había instaurado un reinado de infamia y terror en nuestro país.
Esta fecha es buen momento para reflexionar sobre el país que queremos, sobre el valor de la vida humana y sobre la mejor forma de dar la vida por la patria, que no es muriendo en una guerra absurda, sino trabajando todos los días para engrandecer nuestro país, dejando un legado desde el lugar que nos toque, ofreciendo nuestro aporte, nuestro grano de arena por un futuro mejor para nosotros y para las nuevas generaciones venideras.
Para finalizar, los dejo con la pregunta: ¿Qué patria imaginaríamos si la conmemoración de la guerra no fuera el 2 de abril sino el 14 de junio, fecha, no de su inicio, sino de su finalización? A treinta años, aunque incomode, creo vale la pena preguntárselo, porque habla mucho de nosotros…
María Eugenia Rojas
Jóvenes soldados camino a Malvinas



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