Querida,
Tengo prisa pero aún así te escribo.
En unas horas parto para el teatro con Ricardo y todavía no me he peinado ni
arreglado.
¿Qué ha sucedido con Leonardo?
¿Todavía lo sigues viendo? Espero que no te vuelva a traer problemas como la
última vez que nos vimos. Me parece un hombre burdo y de muy mal gusto… además
no suele ser muy educado conmigo ni con mi esposo. Quisiera que me escribieras sobre
lo que ha sucedido con él ¿o acaso está alojado nuevamente en tu casa? ¡Moriré de celos de ser así!
Calma, calma...
Todavía no sé qué haré con mi esposo… Él me ha dado muchas cosas y lo
respeto por eso. Sin embargo, no puedo perdonar lo que le ha hecho a mi
criada... ¡cómo creerlo! ¡Ni yo lo puedo tolerar! Después de todo lo que yo
había hecho por ella, después de todo lo que habíamos pasado juntas y reído,
llorado… amado.
Yo la quería y no sabes cuánto y creo que él supo vislumbrar nuestro
aprecio. Tanto que terminó echándola a la calle. Tanto que le hizo creer que
yo lo había deseado así. Tanto que terminó destruyendo mi corazón…
Y aceptando que todo estaba perdido, que mi corazón no volvería a latir
ni volvería a vivir… entraste tú, con tu alma de galante caballero, tu
perspicacia y humor.
No sé qué haré, no lo he pensado aún…
Debo irme pero pronto estaré en contacto,
No me olvides,
Uy, la cosa se está poniendo cada vez más interesante, lejos de concluir, esto está apenas por comenzar...
ResponderEliminar