Y aquí
estoy nuevamente, aunque hoy no pensaba escribir. He asomado por estas líneas, sólo
porque alguien me dijo “quiero más”…
Y yo
también quiero más, siempre voy por más…
Como por
un túnel voy… y no he llegado al final… ¿Habrá un final? Siempre hay un fin,
¿no? ¿Cuál será?
¿Por qué no
me conformo con menos? ¿Por qué me arremolina un deseo posesivo? ¿Qué más
quiero de ti si yo ya no tengo más para darte?
Parezco
generosa, parezco buena, tal vez lo sea, pero aún así, no puedo ser capaz de la
mayor de las entregas… No puedo pedir a Dios que ponga besos cuando yo te
duela; ni cuando yo no te duela, tampoco… Estoy lejos de esas bondades… bondades
que tú, dulzura mía, repartes tan fácil como regalas la sonrisa…
¿Está mal
pedir más?
Tú también
ya me tienes. Y tienes mis besos… Incluso puedo compartirte, pero no me pidas
que no busque más los tuyos, que no los espere, que viva sin ellos…
Estaré
pase lo que pase porque mi amor es para siempre. Me gustaría que mi sentir sea
compartido… Y que seas vos, y que sea yo… No pido más, nada más ni nada menos
que eso… O sea, lo pido todo (y más también).
María
Eugenia Rojas
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