Querida
mía,
He leído cada letra,
cada trazo y curva de tus cartas y quiero llenarme de ellas, mancillarme en la
tinta derramada de tu puño y letra. Y no sé cómo escribirte después de lo que
ha sucedido a lo largo de estos días. No sé cómo expresar lo que siente mi
corazón, lo que se desborda de mi pecho cuando mancho este papel.
¡Cuánto quisiera que entiendas, que te
mezclaras con mis sentimientos y llegues a lo profundo de mi cuerpo, conociendo
esta fantasía que siento por ti! ¡Oh, si supieras! A veces no sé si confundirlo
con dolor, con preocupación, agitación o alegría; porque mi pecho duele, se
retuerce y late fuerte, como caballos galopando, como un trueno cayendo del
Olimpo atemorizando a los habitantes y alejando a las fieras.
Es que nunca podré enamorarme de
otra persona que no seas tú. Has cautivado mi corazón y lo has envuelto en
papel de regalo, como un exquisito obsequio que llevas en tu bolsillo. Y me
pregunto, ¿qué me has hecho? ¿Qué conjuro has lanzado sobre mi alma que me
tiene apresada a tu tentación, a tu beldad?
Porque a pesar de todo lo que hemos vivido
siento que te conozco de toda la vida, de todos los tiempos, de todas las
edades y así mismo no sé de dónde provienes ni por qué recurres a mí… justo a mí.
Habiendo tantas personas en el mundo justo fuiste a parar ante mí, como un
meteorito caído del cielo lleno de calor y pasión. Porque cuando te vi por
primera vez, supe que te conocía de toda la vida. Y al abrazarte advertí que te
había encontrado, después de tantos años, te volví a encontrar. Mi corazón
vibró y algo revivió, algo dormido volvió a latir y a resurgir de las cenizas
del pasado; un tesoro escondido, un recuerdo guardado… algo se sacudió en mi
alma que quise besarte. Y no sé cómo decirlo porque sólo lo sé sentir. No sé
cómo escribirlo porque sólo sé conservarlo en mi pecho. Ni tampoco sé nombrarlo
porque no alcanza con la palabra amor. Es algo sin nombre, que sólo se siente,
aquí, en el pecho, como una rosa que se clava y se aprisiona de por vida.
Me pregunto si pensarás lo mismo… si sentirás
lo mismo…
¿Acaso miras por la ventana y sientes que a
pesar de estar rodeada de oro te falta algo… algo aún más preciado y sublime?
¿Qué es aquello que se derrama de tu pecho y cae invisible ante el mundo pero
firme ante tu corazón? Dime qué es porque no puedo nombrarlo. Es como manotear
al aire y no hallar las palabras para decirlo, abstraerlo.
Parece invisible ¿no es así? Pero existe,
querida, existe y está más vivo que nunca. Y es algo más que el amor, porque el
amor es un grado inferior o así es como lo veo. Esto es mas puro, es algo intocable,
superior.
Te extraño tanto que quisiera que los días
pasaran rápido para volver a verte. Suplico porque estés bien y vigorosa de
salud,
Te quiere como siempre lo hará,
G.
P.D.:
esperaré ansiosa tu respuesta.
Más que manchar ese papel, lo has llenado de flores...
ResponderEliminarSublime la poesía que derrama tu corazón e impecables las palabras que le has puesto a su latido...