Querida G.,
En este momento estoy fumando
un cigarrillo que me encontré tirado en la calle. Está un poco mojado debido a
la lluvia matutina pero sabe bien y calienta mis pulmones.
En una carta anterior, te
había mencionado a Leonardo, ¿lo recuerdas? Él fue el que nos presentó y el que
había bromeado sobre la manera de hablar de tu esposo… tan refinada que apesta,
¿verdad? ¡Sí que te hizo reír aquella vez! Hace un rato tomó un par de copas
conmigo, obviamente lo obligué a que pagara mi parte… ¡más bien! ¿Quién se cree
que es ese bastardo?
Te tengo buenas noticias. Ya
se han realizado los últimos papeles de la ficha médica de Lila y Bugsy copió
las mejores monedas que jamás he visto. Así que sólo faltas tú, mi vida.
Mándame la señal y el plan se llevará a cabo.
No lo pienses demasiado,
¿acaso lo sigues queriendo después de todas las cosas que te hizo pasar? Ese no
es un marido, es un gran comerciante.
X.
P.D.:
Recuerda que te amo.
Bueno... lejos de concluir, cada vez se abren más cuestiones sobre las que queremos saber...
ResponderEliminarAsí que, esperamos la siguiente entrega de esto que ya perfila a novela en formato epistolar...