Todavía me estremezco en el recuerdo de tus líneas.
Todavía tu blanca silueta ilumina la penumbra de la
habitación.
Todavía respiro la ternura de tus besos.
Todavía tu voz de caramelo entibia mi corazón.
Todavía me embriaga tu aroma.
Todavía siento el peso de tu cuerpo.
Todavía la sangre se agita en mi pecho.
Todavía el sol de tu mirada enciende la chispa de mi
ilusión.
Todavía siento esa suavidad bajo mis manos.
Todavía el calor de tu alma me abraza y abrasa.
Todavía tu piel abriga mis sueños.
Todavía tus manos de terciopelo vuelan como
mariposas sobre mí.
Todavía mi latido se acelera con la memoria de tu
respiración espesa.
Todavía tu risa acaricia mis oídos.
Todavía me envuelves el aire con urgencias.
Todavía tu aliento arde sobre mi cuello.
Todavía tu abrazo me sostiene en viaje celeste.
Todavía la magia de tu belleza se derrama como
canción.
Todavía tu deseo me mantiene sumergida en un colchón de pétalos.
Todavía no encuentra mi alma el modo de existir sin
vos.
María
Eugenia Rojas
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