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jueves, 1 de diciembre de 2011

Conflicto Docente

¿Por qué los docentes estamos de paro?

La mayoría de las personas escucha y sabe, a través de los medios masivos de comunicación, o por sus propios hijos en edad escolar, que los docentes estamos de paro. En efecto, hace aproximadamente unos dos meses que empezamos a parar debido a ciertos reclamos. Eso está claro, creo que ya todos manejan esa información. Sin embargo, me parece que hay algo que no es tan claro, y eso no tan claro es lo más importante: el motivo.
Imagino que ante la falta de información, la mayoría no docente debe estar pensando que nuevamente los maestros estamos frente a un reclamo salarial. Y estoy aquí escribiendo justamente porque esa suposición no es correcta. También habrá más de uno que esté diciendo –porque nunca faltan- que los docentes estamos de paro porque no queremos trabajar, que somos unos vagos, que de qué nos quejamos cuando tenemos tres meses de vacaciones (cosa que no es tan así…pero bueno, ese es otro tema) y otras cosillas por el estilo, que siempre se escuchan por ahí…
Por eso estoy aquí… por ellos, por nosotros, por todos…
Y digo “por todos”, porque la Educación, lejos de ser un tema exclusivo de los docentes, es un derecho social que involucra a todos los ciudadanos o miembros de la comunidad. Todos podemos y debemos participar en los debates y decisiones que respectan a la Educación Pública, todos somos o podemos ser parte de esta lucha en defensa de la Educación que es de todos.
Y así es que hoy no estamos reclamando más sueldo, no porque estemos ganando salarios más justos, pero la verdad es que ahora nos convoca un problema en nuestro sistema que es aún más importante y prioritario que el salario.
El actual Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está intentando anular una conquista justa del Sistema Educativo que, sólo hemos perdido (para que se den una mínima idea) en gobiernos de factos, sí, durante las dictaduras militares.
La cuestión se trata de, nada más y nada menos, que de derogar el sistema de designación y ascenso de docentes. ¿Qué significa esto? Esto implicaría que los docentes no accedan a sus cargos por mérito; por sus antecedentes profesionales; gracias a una carrera forjada a lo largo del tiempo; a una experiencia construida; a los puntajes ganados a través de la capacitación, la actualización, la formación por medio de la realización de más carreras y/o cursos… No, no, no… los cargos podrían serían designados por acomodo, otorgados a los amigos del poder político de turno, siii, ¡aunque usted no lo crea!!!
La modificación del Estatuto Docente que el Gobierno actual de la Ciudad promueve significaría que las Juntas de Clasificación Docente sean abolidas. Dichas juntas son organismos co-gobernados por representantes del Ministerio de Educación y de los docentes. Estos órganos son elegidos por los mismos trabajadores mediante el voto directo en elecciones democráticas y su función (como su nombre lo indica) es clasificar a los docentes inscriptos en el Sistema de Educación Público y otorgarles un puntaje de acuerdo a la formación y antigüedad de cada uno. De este modo, estas Juntas garantizan un acceso a los cargos que se realiza estrictamente por trayectoria y méritos, excluyendo todo tipo de acomodo, con lo cual se intenta asegurar una educación de la mayor calidad posible, donde no haya lugar para ningún tipo de beneficio a quienes realmente no los hayan ganado con el merecido esfuerzo.
El Gobierno alude a que el cambio propuesto ayudaría a la agilización del sistema, pero bien sabemos que estas son excusas. Reemplazar las Juntas por una Oficina Única manejada por el Poder Ejecutivo no garantiza disminución de la burocracia, por el contrario… creemos que no sólo no agilizaría el sistema sino que lo volvería, además de igual o más lento, injusto y antidemocrático. Este obrar del gobierno no es más que un intento de privar a los docentes de algunos de sus derechos y de algunas de las conquistas logradas tras años de incansable trabajo en pos de una educación igualitaria, justa y de la mayor calidad posible para todos.
Además, las Juntas no sólo protegen los derechos de los docentes sino que, ante todo, aseguran que la Educación esté lo menos posible atada a los intereses del gobierno. Sabemos que el Sistema Educativo y la currícula que se selecciona para impartir contenidos relevantes a nuestras nuevas generaciones (como ocurre en todas las instituciones del Estado) no escapan a la influencia del poder político, pero también sabemos que en pleno ejercicio de la democracia siempre existen recursos e intersticios en las instituciones que nos permiten lograr cierta autonomía ideológica y de acción. Sin embargo, si se implementaran los cambios propuestos por esta gestión actual de gobierno, pues el Sistema Educativo perdería toda autonomía y toda posibilidad de intentar escapar de los intereses de los gobernantes y mantenerse al margen de las cuestiones que convienen a los gobiernos y no así a la Educación; y, de ese modo, la escuela se transformaría en un títere absoluto de la política de turno…
Como para ejemplificar el accionar de las Juntas en pos de asegurar el carácter público y democrático de la Educación, podemos mencionar que en el año 2009, esta misma gestión de gobierno que hoy quiere derogar las Juntas, intentó cerrar 82 grados, reduciendo así la cantidad de escuelas de nuestra Ciudad. Esa vez, el proyecto de cierre escolar no pudo concretarse gracias al accionar de las Juntas que hoy quieren anularse. Fueron justamente esos docentes que nos representan en dichos organismos los que impidieron que la Educación de nuestros niños se vea empobrecida con la reducción de instituciones públicas que garantizan un derecho que es de todos.
De este modo, vemos que nuestros paros no sólo tienen un motivo, sino que además ese motivo es realmente importante, y no sólo para los docentes. Como ciudadanos también debemos ser conscientes que algunas gestiones de gobierno, en particular las de corte neoliberal, intentan atentar sistemáticamente contra derechos incuestionables y ya ganados tras generaciones de lucha.
Las ideas liberales se apoyan sobre la base de un modelo de Estado descentralizado, donde la Educación ya no sería asunto del Estado, donde el Estado no debiera garantizarla, donde ya no existiría la gratuidad y la igualdad, donde la escuela ya no sería pública sino privada; y por lo tanto, de desigual acceso, de acceso acorde a los ingresos, de acceso si puede pagarse… A eso quieren llegar (si los dejamos) estos modelos políticos y económicos.
Sea como docentes, sea como ciudadanos, sea como padres, sea como alumnos, sea como sujetos de derecho, sea como seres humanos que buscan crecer en libertad, sea como argentinos que queremos que sea posible el sueño de ver un futuro de mayor prosperidad para nuestra patria… sea como sea, y desde el lugar que nos toque, debemos apoyar esta lucha, debemos defender la Educación Pública. Porque la Educación no debería ser un bien, un servicio más que pueda comercializarse en el mercado. La Educación es  derecho, que es de todos, sin distinción, sin importar el poder adquisitivo de las familias.
No dejemos que la Educación sea algo más de lo mucho que sólo puede tener el que disponga de dinero para pagar, de todo aquello que sólo se mide con billetes.
No nos dejemos engañar por carteles amarillos que pretenden hacernos creer que pintando la pared de una escuela de ese color se mejora la Educación (cuando esa misma pared se viene abajo detrás del lengüetazo yema de huevo que ha recibido), que de ese modo se hace Buenos Aires, o que de ese modo va a estar bueno Buenos Aires, ni que vamos bien…
Iremos bien si dejamos de votar discursos simpáticos, caras aparentemente amigables, mejoras superficiales, falsas muestras de progreso, buzones que nos venden gracias a millonadas de plata gastadas en publicidad (que sale de nuestros bolsillos), y comenzamos a preocuparnos por entender la realidad de un modo más profundo y responsable. La época del “pan y circo” ya debió haberse superado hace más de dos milenios…

María Eugenia Rojas


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