Derramé de los ojos las palabras,
Que mi pecho no pudo retener.
Tenues cayeron en mis manos,
Y de mis manos al papel volqué.
¡Qué triste es mi mirada
Al no entrar en razón
Cuan fugaz es tu olvido,
Que ya ni recuerdas el hoy!
Por eso…
Llamo al Amor para que entienda
Que el Odio nunca lo amará.
Llamo a la Ira para que comprenda
Que la Calma no la encolerizará.
Y cuanto más la Belleza se enreda
más termina perdiendo la beldad
Se termina enrollando en sí misma
Que pierde el sabor de la Fealdad.
¡Momento! ¡Pido un solo tiempo
Para aclarar lo que claro no está!
¡A ver si piensa que aquí termina
El embrollo que está por empezar!
Si usted declarara una guerra,
¿Con cuál bando elegiría atacar?
¿Aquel que es fuerte y duro
O el que blando y débil está?
Acaso en temas filosóficos,
Mi deseo no es entrar.
Tan sola, sólo me pregunto
Algo que nadie sabe contestar:
El conflicto es de familia,
Entre primos, quizás.
Dos son los elegidos
Y La Otra a alguno Apasionará.
Fría y amarga La Razón ,
Fuerte, dura y conciente
Tierno y frágil El Amor,
Débil, blando, inconciente.
Envuelta en algo sin vueltas,
Me encuentro en medio de dos:
Del corazón siendo víctima
Y presa obstinada de la Razón .
¿Y a quién de los dos creerle
A cuál de los dos optar?
¿Al Amor que adora tanto
O a la Razón que entiende más?
Usted dirá...
El AMOR mi cielo, siempre el AMOR...
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