A mi Musa, que escribe en mi alma y me regala el tintero de su corazón...
Si querés unirte a este blog y compartir lo que escribís, te estábamos esperando, comunicate al siguiente correo: ma.eugeniarojas15@gmail.com

domingo, 28 de agosto de 2011

Concepción de ciencia: ¿Idealizamos? ¿Estereotipamos?

   ¿Cómo se entiende comúnmente a la ciencia y a los científicos? ¿Cuáles son las ideas populares respecto de la misma y de quienes participan de su construcción?

  Ciencia idealizada, percibida como verdad absoluta, como cuerpo de conocimientos indiscutible, que se acumula y se amplía con los nuevos aportes, pero cuyas verdades permanecen inalterables a lo largo del tiempo. Ciencia objetiva, ciencia estática, ciencia ahistórica, ciencia neutra, ciencia como único conocimiento válido, ciencia que se construye con un sólo método bien definido.

    Estereotipo de científico loco, genio atípico, de sexo masculino, con cabellos revueltos, encerrado en un laboratorio, luciendo pulcro guardapolvo blanco, más solo que el principito, obsesionado, adicto al trabajo, mezclando quién sabe qué cosas inimaginables en un matraz…

    Muchas propagandas televisivas o afiches publicitarios que podemos encontrar actualmente en el aire o en la vía pública, son un claro ejemplo de lo que comúnmente se piensa de la ciencia y reflejan esas concepciones de la misma y del perfil del científico. Se ha puesto muy de moda como recurso persuasivo, muy empleado en la publicidad, el hecho de dar credibilidad o aval a determinados productos, a través de la incorporación de un sujeto de guardapolvo blanco que recomienda y respalda el consumo de dicho producto. Esto no es más que un artilugio, un montaje para vender, escudado en la concepción de ciencia que circula en la sociedad. Si un científico lo dice, pues no hay duda de que es verdad. Si un médico lo recomienda, no hay duda de que es bueno. Pero ese sujeto no es científico, ni los científicos tienen siempre la verdad, ni un producto es necesariamente bueno porque un actor de guardapolvo blanco juegue a ser médico. Más que estudio científico para producir eso que intentan vender, lo que han hecho estas empresas es un estudio exhaustivo de mercado y del perfil psicológico de los consumidores. Creo que invierten más en publicidad que en los productos en sí mismos. No hay cazabobos mayor que la publicidad, ni psicología más aplicada que la que emplean los publicistas… Pero ese es tema para otro ensayo, y no me quiero desviar…

    Volviendo a lo que hoy me convoca, vemos que en el imaginario social circula una concepción de ciencia; un modo de percibir a la misma, a sus modos de producción de saberes y a quienes trabajan en ella, pero… ¿Es así la ciencia? ¿Son así los científicos? Pues no, esas ideas están muy lejos de ser lo que realmente es el trabajo de la ciencia. La ciencia, el quehacer científico y los actores sociales que construyen este campo de saber no tienen mucho que ver con las ideas que son de dominio público respecto de los mismos.

    La ciencia es un cuerpo de saberes que lejos está de ser neutro. La ciencia es parte de nuestra cultura, y como tal, tiene un contexto social e histórico. La ciencia no opera independiente de los intereses sociales, políticos y, sobre todo, económicos; ni se mantiene al margen del contexto social en el que se produce. Por lo tanto, no es neutral, ni surge de intereses personales exclusivamente. Un científico no puede investigar lo que le venga en ganas, debe enlistarse como miembro de un grupo de trabajo, el cual, a su vez, pertenece a alguna empresa que financia la actividad y pone capitales con la única intención de multiplicarlos y no por amor a la ciencia y/o al conocimiento. No hay nada de romanticismo en la ciencia de nuestros días. La concepción de ciencia que tenemos en la mente se ha quedado allá lejos y hace tiempo con el positivismo, corriente filosófica de siglo XIX.

    Así, a través de lo ya planteado, podemos notar que el científico no trabaja aislado, ni fuera del contexto social, ni en soledad. Los científicos son personas como otras; hombres y mujeres, que desempeñan su actividad, pero que también cultivan otros aspectos de sus vidas, y entre los que no se encuentran más casos de locura que en el resto de los ámbitos sociales y/o laborales.

    Del mismo modo, vemos que la ciencia no es objetiva, tal vez sea el conocimiento que intenta aproximarse más, pero nunca puede serlo totalmente, siendo que es un constructo humano; y en consecuencia, está impregnado de ideologías, marcos de referencia previos, intereses diferenciales y un sistema nervioso limitante, que sólo puede percibir y/o entender lo que la naturaleza le ha permitido que comprenda. ¿Quién puede afirmar que la verdad está en sus propios ojos, en lo que éstos ven, siendo que la “verdad” es externa a ellos? Por lo tanto, la ciencia es subjetiva, como todo lo que el hombre ha creado y producido.

    Y las verdades que supuestamente se alcanzan son en realidad explicaciones, las mejores que se han dado hasta ese momento, pero sólo eso. Sin restarle valor y sin necedad alguna, más bien, todo lo contrario, podemos decir, que no son la verdad absoluta; en realidad son verdades provisorias. Porque la ciencia no avanza gradualmente hacia un estado de menor a mayor conocimiento, en forma lineal. La ciencia avanza a trompicones, a saltos; y muchas veces un nuevo conocimiento viene a destronar concepciones previas, produciendo revoluciones y cambios de paradigmas que implican nuevos reordenamientos y nuevos modos de entender la realidad que nos rodea. La historia de la ciencia está repleta de ejemplos que ilustran estos cambios. Por lo tanto, la ciencia no es estática ni acumulativa. La ciencia es dinámica, está en continuo cambio.

    El método científico tampoco es único. Hoy en día, se aceptan métodos muy variados en la producción de ciencia. El método científico que conocemos, aquél cuyos pasos aprendimos de memoria en la escuela media, aquél que aplican algunas Ciencias Exactas y Naturales, el que consiste en elaborar hipótesis y ponerlas a prueba para contrastarlas con la experiencia, para refutarlas o validarlas; pues no es el único que existe o que se considera válido. No todas las ciencias encajan dentro de ese método. Las Ciencias Sociales, pretéritamente desvalorizadas por su dificultad para aplicar ese método, son un claro ejemplo de ciencia, porque delimitan un objeto de estudio, pero aplican otras metodologías para producir y/o validar sus conocimientos.

    Recapitulando y concluyendo, encontramos, una vez más, la necesidad de romper con idealizaciones y estereotipos. Vemos que la ciencia no es objetiva, ni estática, ni neutra; no opera fuera del contexto social, ni se construye acumulativamente, ni en forma lineal, individualmente, o mediante la aplicación de un único método. La ciencia es subjetiva, es dinámica, es histórica, es social, es cultura, es humana, y por lo tanto, falible…


María Eugenia Rojas
http://eu-hambruna.blogspot.com/


0 comentarios:

Publicar un comentario

Chat gratis