A mi Musa, que escribe en mi alma y me regala el tintero de su corazón...
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domingo, 11 de septiembre de 2011

Para los maestros, es decir, para todos…

Ser maestro es abrir un camino, es trazar un sendero, y guiar a otros para transitar en él.
Ser maestro es el arte de transformar un mundo de saberes y hacer de ellos un regalo mágico para compartir.
Ser maestro es emprender un viaje único; es transportar y transportarse como mediador de una historia compartida de cultura, y ser protagonista del intercambio generacional.
Ser maestro es dibujar un horizonte, acortar distancias y unir mentes al servicio de hacer del mundo un lugar para cobijar, abrigar y dar la bienvenida a nuevas potencialidades que también harán historia.
Ser maestro es poner el corazón al servicio de brindar herramientas para enriquecerse; es vehiculizar saberes y emociones que merecen compartirse.
Ser maestro es crecer cada día, construirse y construir; derramarse y aprender junto a otros que, en plural, siempre podremos más.
Ser maestro es imaginar que nuevos mundos son posibles; es construir un sueño, e invitar a otros a despertar en él.
Ser maestro es esperanza; es poder creer que es posible dejar una huella en la subjetividad de un otro que espera con ansias, pero con miedo, crecer y recibir un legado de amor y de saber que, por derecho, nos pertenece a todos.
Ser maestro es tener el privilegio de participar en el impagable proceso de que otros se calcen alas y se animen a volar.
Ser maestro es acompañar y sostener en la, a veces, angustiante experiencia de hacernos conscientes de nuestras limitaciones, de nuestra pequeñez individual; y a la vez, de ser portadores colectivos y responsables de un potencial que nos quema en las manos y que no tiene límites.
Ser maestro es brindarse, es hacer que el alma se desarme en trocitos, y entregarse a los demás latiendo en cada en uno de ellos.
Ser maestro es despertar los sentidos, y permitir que toda la humanidad y toda la sensibilidad circulen a granel por nuestras venas y se esparzan como luz, copiosa y brillante, en cada palabra, en cada gesto, en cada entrega.
Ser maestro es una tarea digna de ser experimentada, una labor que no es ajena a nadie, un ejercicio que nos convoca más allá de los títulos; pues todos podemos enseñar algo, todos debemos dejar algo de nosotros a los demás, y aprender con esa ofrenda.
María Eugenia Rojas

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