A mi Musa, que escribe en mi alma y me regala el tintero de su corazón...
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jueves, 27 de octubre de 2011

Mujer

Para todas las mujeres de mi vida, para todas las que han regado de dones mi alma, para todas las que he tenido el inmenso e impagable placer de conocer, para todas las que siempre laten dentro de mi corazón, para todas las mujeres que he amado, y por ende, nunca dejaré de amar.
Para S. (x4), Para C., Para N., Para M. (x3), Para V. (x2), Para G., Para L. (x2), Para P. (x2), Para F., Y ¿por qué no? también para mí…

Mujer… siempre delicada, siempre grácil, siempre liviana, siempre etérea… aún cuando te pierdan los dulces, nunca dejarás de ser el mejor postre, eternamente suave, pequeña, portadora de alas que hacen elevar tus pasos…
Mujer que eres un sueño hecho realidad, nacida más que de la costilla de Adán, de la fusión de nuestra especie con algún ángel, o con alguna flor. Mujer que no eres del todo humana, o que lo eres en demasía…
Mujer que vas sembrando amor, que vas poblando de vidas los caminos… Mujer que traes la magia en tu cuerpo, que eres prodigio y bendición, prueba viviente de que existen los milagros, materializados día a día entre tus caderas, en la vida que guardas en tu vientre y regalas con tanto amor, amor que haces brotar, que esparces como semilla, desde esas entrañas que dan luz, literalmente…
Mujer bella, siempre bella, insuperablemente bella… Mujer, tu nombre es sinónimo de belleza, de maravilla, de paraíso terrenal… Nunca puede ser de otro modo, tan sublime, tan blanda, tan apacible, tan afectuosa, tan desbordante de energía, tan apasionada y tan templada, tan cargada de virtudes; de naturaleza generosa, de sentimientos tan nobles, de motores tan puros. Mujer de caramelo, dulzura que late, no escondas tu rostro ni tu alma, no prives a este mezquino mundo de tu luz…
Mujer que enamoras a cada paso, que haces florecer la primavera entre tus pies, que haces brotar verdes retoños de la tierra reseca cuando la acaricias con tus pasos, cuando la riegas con sólo andar sobre ella… Mujer que llenas de pájaros mi alma cuando te asomas, que enciendes mis fibras cuando tu mirar -cual mariposa, cual suave brisa, cual rocío de húmedos besos- en mis ojos ávidos y ansiosos, se posa…
Mujer magnánima, mujer arrolladora, mujer dadivosa, mujer de cielo, mujer de luna, mujer de Sol… Mujer que eres fruta jugosa, camino fértil, puerto seguro, horizonte y meta, regalo de la naturaleza, instante y eternidad de éxtasis, bendición de Dios, milagro hecho carne, magia envuelta en suave piel de capullo. Mujer que sacas lo mejor de mí, sacerdotisa del amor, que haces temblar mi alma cuando lloras, y bailarle a la vida cuando ríes… Mujer que haces brotar ríos de ternura entre mis manos, mujer que llenas de amor y de pasión a cada una de mis células…
Mujer de leche, mujer de miel, mujer de fuego, mujer de piedra, mujer que enciende, mujer que duda… Quiero descansar en tu abrazo, quiero dormir sobre tu pecho, que me envuelvan tus caricias de pétalos, que me acune tu regazo, que me mojen tus entrañas, que me sumerja tu esencia, que me arrulle tu latido… tan cerca de vos como de aquella primera mujer que me cobijó ilusionada, y que se abrió para darme paso hacia la luz, luego de colmarme de dones, entre ellos la vida…
Mujer en la penumbra… mujer que espera… Palpitando… mujer que late… mujer que siente… Crepitando… mujer que abraza y abrasa… mujer que sueña… Compartiéndose… mujer que regala, mujer que entrega, mujer que brinda… no sólo su cuerpo trémulo, también su alma asustada…
Mujer de barro fértil, mujer de cielo estrellado en la mirada, mujer de esperanza, mujer de gratitud, mujer de amor, mujer de dolor… No tengas miedo volátil mariposa… no voy a hacerte daño… te tomaré en mi mano, y te haré polvo y agua, sí, pero no para dañarte, sino para cubrirme de ti, para beber de ti… Besaré tus pies, tus manos, tu sombra… Robaré tu corazón si me dejas, saquearé las bellezas de tu alma si lo permites; pero no te asustes princesa, no será para despojarte, sino para compartir esos dones, fundirlos con los míos y multiplicarlos de a dos… Porque con el polvo de tus alas, dos almas emprenderán vuelo, enlazadas, nunca más solas, para que juntas sean más, para ir sembrando desde de lo alto, tus dones y los míos, tus ofrendas y las mías… para que seas más, puedas más, sientas más, regales más, vivas más, ames más…
Mujer que vienes derramando glorias, no te escabullas paloma, no te vueles, no te alejes, no te escondas… Pasaré la vida buscándote, y sólo conseguirás que perdamos tiempo, que haya menos por sonreír. No me prives de tu voz de terciopelo, que cuando nuestras risas se escuchen juntas, será eternamente primavera, brotarán jazmines de tu pecho, anidarán mariposas en tu estómago, el calor se quedará a vivir en tu piel, y el amor caerá como lluvia, bañando nuestros cuerpos, que de tan juntos se harán uno y ya nadie podrá distinguir dónde empieza el mío, o dónde termina el tuyo…
Mujer para mimar, mujer para acariciar, mujer de papel, de algodón, de seda… Tan frágil y tan fuerte, mujer de hierro y de cristal… tan pequeña y tan gigante, tan mía y tan de nadie… mujer sin dueño, mujer libre, mujer que sola vuelve a mí… mujer tan irresistible…tan exquisita,  y tan… tan… tan mujer…
¿Cómo no voy a amarte mujer, si eres la obra más perfecta, más excelsa, más grandiosa, más magnífica de toda la creación? La seducción personificada, la belleza sagrada, el milagro de Dios, la magia del Universo, la pasión hecha piel, la filosofía del amor encarnada y viva  de miles de generaciones, la maravilla que se echó a andar… Explosión para mis sentimientos, catarsis de emoción, agua cuando traigo sed, ambrosía dulce cuando muero de hambre, sabiduría sensible cuando me viste la duda, reposo y solaz cuando me envuelve la locura, paz infinita cuando la angustia me aplasta, ternura en copiosa vertiente cuando estoy en carne viva, abrazo mullido que abriga cuando vengo aterida, pasión que es furia de colores para mis sentidos…
¿Y cómo no te voy a amar mujer? Insensible sería si no sucumbiera… No puedo más que amarte, enamorarme, rendirme a tus pequeños pies… Y cuando me enamoro de vos, me enamoro de mí, de todo lo que me generás en el cuerpo y en el corazón…  
¿Cómo no voy a amarte mujer? ¿Cómo no entenderte? ¿Cómo no ponderarte? ¿Cómo no enaltecerte? ¿Cómo no valorarte? ¿Cómo no sentirte? ¿Cómo no sensibilizarme? ¿Cómo no desearte? ¿Cómo escapar de tu abrazo? ¿Cómo resistirse?
¿Y cómo no amarte mujer? Si soy parte de ti, si eres parte de mí… si soy tu alma gemela, si eres mi otra mitad, si soy como tú… si soy mujer… sí, aprobación o condena, yo también lo soy…

María Eugenia Rojas

5 comentarios:

  1. Este texto comenzó a gestarse una noche febril, sí, literalmente nació en estado de delirio febril... Y veo que están pensando mal, para no perder la costumbre, ¿no?, sana costumbre, pero lamento no darles el gusto esta vez, no fue "ese" estado febril, sino el "otro" estado febril, el no metafórico, el real...
    Luego, con menos fiebre y no más delirio que el habitual, siguió etapas de pulido... Y, luego de muchas dudas, vio la luz...
    :)

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  2. Fascinante, hermoso, de una sensibilidad femenina impresionante, leerlo produce un placer insoportable, un placer que lacera por su hondura, su pasión, por su belleza, no da tregua, es un fluir incesante en un mar de delicadezas y delicias. Es perfecto!!! Lo voy a guardar porque me fascino.
    Eso produce leerlo, fascinación!
    Sos una artista, tenés que seguir por ahí, escribís maravillosamente.
    Te mando un beso enorme, y espero ansiosa todo lo que escribas en el blog.

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  3. Estoy ahí? puede ser? No me lo creo, GRACIAS!! TE QUIERO MUCHO.

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  4. Me imagino que si te preguntás si estás, es porque estás...
    :)

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